sábado, 4 de febrero de 2012

LA RAMITA


              Mientras frotaba suavemente sobre el papel un palillo de carbonilla, miraba las sombras que se transformaban en luces, en reflejos que marcaban contornos, en bordes que perfilaban paisajes y rostros.
Es increíble como un palillo que fue simplemente una ramita de celulosa, elegida por el destino para ser transformada en carbono, pueda dibujar un rostro, un paisaje, algo conmovedor para el espíritu.
Cuanta humildad en este simple palillo y cuanta profundidad.
Mientras dibujo, no dejo de pensar en ese arbolito, en este palillo que tengo en mis manos.
Como me gustaría algún día tener el privilegio de esta ramita y que alguien me usara para expresar sus sentimientos.
Santiago, febrero de 2012

miércoles, 1 de febrero de 2012

EL VIAJE


Tal como si fuera un extranjero, caminaba lentamente mirando a mi alrededor con la atención de lo que se ve por primera vez.
La iglesia Del Pilar estaba iluminada y la tarde caía en Recoleta.
En realidad estaba muy cerca de mi casa, a menos de una decena de cuadras y me sentía un auténtico turista.
Estaba buscando algo, pero no sabía qué, cuando de pronto, descubro la mirada de una señora de ojos negros y penetrantes.
Nunca hay que desdeñar una mirada y ésta, en particular, sentí que me perforó la retina.
Estaba sentada y sobre su mesita precaria, mostraba unos naipes gigantes, porque no eran esas cartas españolas que yo conozco, sino otras más raras con figuras muy grandes y algo grotescas.
Con un gesto simpático me invitó a ocupar la silla de los clientes y yo mansamente accedí, como hipnotizado por esa cara, mezcla de psicóloga conflictuada y gitana por necesidad.
--¿Qué estas buscando? me dijo.
--En realidad estoy buscando un viaje, porque es un viaje lo que me ocupa en este momento.
--Si es un viaje, deberías consultar con una agencia de turismo y ahora es la oportunidad, porque hay muchas ofertas de temporada.
Yo me ocupo de adivinar el futuro y no de viajes.
--Si, ya lo he hecho, pero el paquete turístico que busco no lo encuentran en los catálogos internacionales.
--! ¡Ah!… ya veo. En ese caso me parece que estas en el lugar adecuado y creo que en esto, yo sí te puedo ayudar.
Veamos ¿donde quieres ir?
--Yo con el escepticismo de siempre y como queriendo complicar de entrada a la adivina le dije: me gustaría ir a Viena y ser invitado por el emperador en una de sus fiestas, conocer allí alguna princesa y vivir una historia de amor.
--A ver, a ver… lamento; ese paquete ya esta vendido a un ciudadano árabe que estuvo por aquí en estos días. ¿tiene usted alguna otra alternativa?
--Mmm… podría ser un paseo en una barca muy pequeña, visitando las islas griegas, dije… tanto como para pedir algo más accesible.
--Tengo algo así; es un plan muy económico y puede hacerse en esta temporada.
--Mientras hablaba, la adivina iba entremezclando y poniendo aparte algunas de esas figuras, hasta que saca una que mira con atención y abriendo sus ojos retocados con abundante cosmética, me dice:
--A ver, a ver… este paquete podría ser interesante; es para dos personas pero al costo de una. ¡pero caramba, que lástima!  viene con un problema; obligatoriamente en este tour, usted debe ir acompañado con la mujer que imagina, pero en ningún momento podrán tener sexo.
--La adivina, para no perderse ninguno de mis gestos, se puso unos anteojos muy  pequeños, como esos de lectura y mirándome por arriba de los cristales trataba de no perderse ninguno de mis movimientos y  mientras me  sentía estudiado con sus ojos clínicos, ella  demostraba una gran experiencia,  que no era precisamente la de la universidad.
Hizo un silencio muy prolongado, como para darme tiempo para tomar una decisión aunque siempre, sin bajarme la mirada.
--Este tour es muy interesante, pero propone una condición posiblemente difícil de cumplir, le dije.
Imagínese estar navegando en las aguas azules del Egeo ¡acompañado por una mujer atractiva y sin sexo!
--Los paquetes que tengo son todos extraordinarios, son los que no están en un catálogo normal. Usted lo toma o lo deja. Si usted se embarca en algo diferente ¡no pretenda que sea simple y normal!
--¿Puedo pensarlo un poco?
--No, estas son decisiones que se toman en el momento que hablan las cartas.
--Me fui pensando y muy triste, porque no solo estaba perdiendo un viaje que me hubiera gustado hacer, sino que, sin quererlo, también a una anhelada mujer.
Santiago, enero de 2012