jueves, 9 de agosto de 2012

AMAR ES APRENDER EL IDIOMA DEL OTRO


                  Al igual que todos aquellos que hemos estudiado algún idioma extranjero, más allá del materno, sabemos cuan difícil es escribir en una lengua que nos es extraña, sobretodo cuando aquello que queremos expresar son sentimientos.
En este intento, se transita sobre el borde del grotesco y solamente con mucho esfuerzo y dedicación se esta en condiciones de reflejar las primeras ideas y normalmente cuando se examina aquello que hemos escrito, decidimos rescribirlo todo, porque es muy probable que no estemos diciendo exactamente aquello que querríamos decir.
No solo escribir en otra lengua es un desafío; también leer tiene la misma dificultad.
Cada idioma tiene escritores de antología, paradigmáticos y hurgar en sus letras es una aventura que pocos podrían osar.
¡Es donde se comienza a apreciar en que medida se sabe del propio lenguaje y cuan poco del otro!
A decir verdad, no es preciso ser un erudito en nuestra propia lengua y hasta podríamos ser principiantes en la otra para atrevernos a decir cosas simples, pero de profundo contenido, como por ejemplo las escritas en la pluma napolitana de Lucio Dalla en Caruso; “te quiero muchísimo, pero tanto, tanto, sabes*…” pero ciertamente, es necesario escalar un puente muy difícil de atravesar para decir estos versos, más allá del idioma.
Estimados amigos: ¿no les ha pasado, que cuando quieren comunicarse con otra persona, especialmente si es amada, uno tiene un lenguaje propio?
Amar es aprender el idioma del otro y aunque las palabras y la gramática pudieran ser iguales para ambos, es necesario el mismo esfuerzo intelectual y lingüístico de marras, quiero decir que, es necesario usar el lenguaje del otro, para nada el propio, si queremos entrar en su corazón y ser entendidos. Santiago

* Es una traducción del original en italiano  “Amare è imparare la lingua dell’altro” publicado en    http://permanoconsantiago.blogspot.com.ar/