lunes, 8 de noviembre de 2010

REPORTAJE A UN PERIODISTA


Estaba viajando en un ómnibus urbano, cuando me llamó la atención la persona  que tenía sentada a mi  lado, junto a la ventanilla. Era un señor ya bien maduro, vestido muy elegantemente y con un par de libros en la mano. Lo que me sorprendió  es que abría uno de los libros, leía un ratito y luego lo cerraba. Al rato volvía hacer lo mismo y así estuvo buena  parte del viaje. Después de varias veces, se sacó los anteojos y los limpió, aunque noté,  que ese gesto fue solo una sutil  maniobra  para secarse los ojos disimuladamente.
Tanto como  para empezar una conversación,  le pregunté si el leer le cansaba la vista, ya que seguía abriendo y cerrando insistentemente el libro.
No --me dijo--  leo un minuto y reflexiono tres. Esto lo hago de viejo, ya que de joven era un experto en lectura veloz;  mi trabajo me obligaba a leer miles y miles  de palabras por día.
¿Cual era su trabajo?  claro, sin a usted no le importa que le pregunte…
De ninguna manera, no me molestan las preguntas que tienen respuesta.
Durante toda mi vida fui periodista, pero actualmente  no trabajo más. Era cronista político y también tenía una columna semanal en Noticias Nacionales. Ahora me entretengo con la electrónica.
¡Me imagino que su trabajo le ha hecho conocer muchas intimidades del poder en la Argentina!
Si, he conocido personalmente a todos los políticos y presidentes argentinos de los últimos 50 años y debo tener en mi haber al menos 2000 reuniones y conferencias de prensa  donde estaban  invitados los más conspicuos políticos del momento.
¿Que piensa sobre el uso creciente  de determinados fanáticos del fútbol como fuerza de choque?
Hay gente que cree que los políticos en ejercicio del poder lo hacen todo con inteligencia y persuasión monacal.
Salvo raras excepciones, los políticos son capo mafia, creen que no pueden manejar gente, trabajadores, empresarios, sindicatos y el deporte mismo,  sin tener a disposición  un brazo duro para actuar aplicando la fuerza bruta. Aunque el solo pensarlo me pone muy mal, no conozco ningún presidente de estado que no se haya valido de mafiosos.
¿Y ahora que hace?
Fundamentalmente descanso y trato de recomponer mi vida. Puedo hacerlo porque vivo solo y me conformo con pocas necesidades materiales.
Disculpe, pero sin inmiscuirme demasiado en su intimidad, cuando usted se refiere a recomponer su vida… ¿que significa esto para un hombre ya realizado como usted?
Bueno,  hay cosas que quedan pendientes  y esas son las que trato de hacer ahora.
¿Como por ejemplo cuales?
Para una persona con inquietudes siempre habrán temas que queden incompletos  y que jamás podrá hacer,  porque siempre se llega a un límite en todo. Además la vida misma con su inexorable rigor pone fin a muchas cosas.
¿A que temas se refiere?
Sería muy injusto hablar de lo que quita la vida sin decir todo lo que da, pero respondiendo a su pregunta, lo que más extraño es mi familia, entiéndame bien, me refiero a mujer e hijos viviendo en casa, porque por suerte tengo familia en el sentido más amplio de la palabra.
Esto le pasa a todo el mundo, no creo que usted vaya a ser la excepción.
Si, usted me preguntó y yo le contesté, sin tomar en cuenta  si le pasa a todos o no.
Discúlpeme si invado un poco su intimidad, pero si no me equivoco usted me dijo que vive solo… ¿no tiene pareja?
No todavía, pero tengo deseos de tenerla. Siempre es bueno amar  y ser amado por alguien y esto  vale para cualquier edad.
Ya que habla de edad, ¿es  fácil tener pareja con sus años?  -- por favor entiéndame… sin tratar de ofenderlo en lo más mínimo.
No, es muy difícil;  se es muy crítico de uno mismo y además puede ser visto críticamente por otros.
¿Quienes son esos otros?
Son los que no están cuando se llora en soledad, son los que no están cuando en el domingo por la tarde uno siente asfixia en el corazón, son los que no están cuando el silencio nos  rompe los tímpanos, son los que no están cuando en la noche llega el insomnio, son los que no están cuando los recuerdos nos hacen perder el aliento, son los que no están y que creen que la única opción que les queda a las personas maduras es sobrevivir, mas no volver a vivir.
¿Cual fue su peor  pérdida?
La de mi mujer, pero eso ya pasó.
Nuestra charla es interesante, ¿pero sabe donde bajar?
Veo gente en el ómnibus que pasa todo el tiempo mirando los carteles en las bocacalles para saber donde bajar;  yo en cambio ese trabajo lo delegué. Espero a que el conductor me avise cuando tengo que bajar y entonces me bajaré sin chistar, sabiendo que ya llegué a destino.
Es una tontería estar pendiente de la parada final si hay alguien que se pueda ocupar  de ello.
Entonces usted es de los que cree en el destino.
A mi entender el destino está fatalmente marcado, pero el presente lo hace uno. Cuando se desaparece, el destino no era más que el presente que uno tenía en ese momento, de modo que me ocupo del presente y espero tranquilo.
Una voz que provenía del conductor dijo: ¡Artigas!...El pasajero que tenía que bajarse en Artigas, la próxima parada…
El hombre se paró y sin pedir permiso,  hizo un gesto como para que le diera lugar a que saliera del asiento. Me miró y me dijo:
¡Que corto se me hizo el viaje!  y con tanta charla no le pregunté que hace en la vida…
No se preocupe…, yo ya me pasé de parada hace rato y estoy viajando gratis.
Se estaba abriendo la puerta de salida del ómnibus cuando le grité:
Antes me dedicaba  a la electrónica, ¡ahora soy periodista!
Santiago, 7 nov. 2010