lunes, 30 de agosto de 2010

PARQUE LAS HERAS, COCHERAS, ECOLOGÍA Y POLÍTICA

Vivir a pasos de un parque es un privilegio cuyo valor es incalculable. Yo personalmente lo disfruto cuando diariamente practico aerobismo, cuando camino lentamente por sus senderos indagando con la mirada el pensamiento de los ancianos haciendo sus eternas reflexiones, cuando veo una pareja de adolescentes estrechados en un abrazo infinito o cuando contemplo el espectáculo que ofrecen los niños alimentando a las palomas o simplemente escuchando la inconfundible música de la calesita.

El parque Gral. Las Heras es un predio que tiene su historia y cuando lo recorro, tampoco puedo evitar que mi pensamiento recuerde los dramas que se han vivido en esas hectáreas que albergan palmeras centenarias y que por el momento quedan en pié como mudos testigos del pasado.

Hoy todo ha cambiado, porque hace muy poco aparecieron camiones trayendo empalizadas para rodear el parque. En su momento no se sabía para qué eran esas empalizadas hasta que un tiempo después pusieron un cartel donde se informaba la construcción de cocheras subterráneas.

Me consta por experiencia propia, que en esta zona la falta de cocheras es un problema mayúsculo y en un primer momento me alegré que el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se ocupara en ayudar a solucionar este tema, pero al mismo tiempo me pregunté como vecino y usuario, cual sería la razón para ser sorprendido con la realización de una obra hasta ese momento desconocida y de cuya iniciación se tomó conocimiento con la aparición posterior de un cartel con mezquina información, sobre una obra pública cuya envergadura podría afectar la ecología del lugar.

Poco le hubiera costado al gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, informar a los vecinos que es lo que se iba hacer, como se iba hacer y cual era el costo ecológico que se iba a padecer y lograr el beneplácito del vecindario que hubiera analizado el beneficio de la obra.

En cambio de esto, solo se pusieron empalizadas con los colores amarillo y gris para trasmitir a los cuatro vientos y de manera exuberante, cual era el color del partido político que estaba promoviendo las obras, pero omitiendo por ignorancia, impericia o picardía la información de cuanto verde se iba a perder, si es que algo se perdía.

Hoy esas empalizadas son un insulto a la vista, con inscripciones de todo tipo, donde se mezcla política canibalista, con los verdaderos intereses de la ciudad, donde se mezcla pegatinas con resoluciones judiciales, con las verdaderas necesidades de la gente.

Yo sé que tengo representantes que opinan por mi, piensan por mi, hacen y deshacen por mi, porque fueron votados entre otros por mi, pero la responsabilidad política no los exime de dar cuenta al soberano y comprender que participar con la gente los actos de gobierno es la mejor estrategia para acompañar los proyectos, provengan de donde provengan y sin importar quien los haga.
30 agosto 2010

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